Historia de una escalera

 

 

El otro día me encontré apoyada en la pared de uno de los rellanos una escalera de mano. Quedaba muy bonita contra la pared de piedra, mira que siempre que paso por esta pared me quedo pensando qué mueble o artilugio podría poner en ella para que adorne sin quitar protagonismo a la piedra. Tengo un trillo pero la cubre demasiado, he pensado en algo de forja pero no llena suficiente, y de repente me encuentro atravesada esa escalera, como que hubiera estado ahí toda la vida.  Se me antojó como las que siempre he visto en la recogida de la cereza, con el cesto colgado de uno de sus peldaños.

En cuanto vi a Sátur le pregunté por ella, la había dejado él, claro. Y me contó la historia de la escalera. No nació para recoger cerezas, su existencia se remonta a exactamente hace 54 años, cuando estaban construyendo la casa de la francesa, es con elnombre que la conocía yo de pequeña. Es uno de los primeros chalets que se construyeron a la salida del pueblo, por entonces se puso de moda llamar a las casas bajitas e individuales así.

La casa en cuestión se hizo con el tejado de madera, sacada de los pinos de la zona. Con la madera que sobraba de construir las vigas se hizo la escalera para poder utilizarse en la propia obra. Me resultó curiosa esta historia.

Le he sugerido a Sátur que a partir de ahora puede guardar su escalera apoyada contra la pared del rellano, en lugar de dejarla en la caseta de la huerta, no sé si esto será posible. Me parece que así no pierde protagonismo la pared y gana protagonismo la escalera.